Encuentro las tazas y me aproximo, notando con maravilla lo que logra hacer con sus manos.

Una vez más, el soberano logró pesar mejor las palabras, diciendo una sagrada verdad.

Aguanto las dos tazas con fuerza, esperando el chocolate, mientras camino, hasta quedar a un lado de David..es solo entonces que me apoyo contra su cuerpo.

-Perdoname..por mi comportamiento. Gracias por haber compartido tu historia conmigo. -

Desde este día, viviré en el hotel y lo veré como mi hogar.
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