—El olor es...

No alcanzó a terminar la frase pues de inmediato el ambiente se llenó del dulce olor de la sangre de la rubia y era cuestión de tiempo para que sus hermanos se hicieran presentes para molestarla y beber de ella. Tomó la mano de la chica y tiró de ella para ponerla de pie y acercó el dedo herido a su boca y chupó con cierta fuerza el líquido camersí.