[center][code]Demasiado risueña, demasiado piadosa y demasiado desamparada le abrazó. Quería tocarlo sin volver a evadirlo, sus bucles de oro flotaron desplegando su enloquecedora fragancia.
A-Ayato-kun tú no eres así...¡Necesitas alimentarte al igual que ellos!
Intuitiva y clemente le reflejó en sus pupilas engrandecidas de valentía. Quería confortarlo como una madre, como una amante, o como un juguete al que siempre él sometió.
¡No me importa lo que me hagas a mí! ¡Quiero que estés bien!
Excesivamente permisiva, leal a él y hasta el colmo de abesada le sostuvo de la corbata y lo asió directamente hacia su delicado y rompedizo cuello....Desesperada tembló en su agarre y a su merced algo asustada por lo grosero y altanero que él solía parecerle y actuar pero nada le importaba más que el bienestar de ese vampiro.