Por más que lo miraba, no comprendía, pero al verlo mostrar su dolor, lo pilló. O al menos eso creía... Era por el dolor ¡Sí! Él tenía vergüenza de mostrarse débil ante ella. Así que cuando él acercó sus manos, ella misma fue demasiado suave, permitiéndose explorar su piel con cuidado mientras sus ojos observaban ese recorrer y sus mejillas comenzaban a encenderse, pero más que eso, su pecho que iba llenándose de una emoción inexplicable que poco a poco hacía latir su corazón desmesurado— S-Si te duele puedes decírmelo... Yo, no me burlaré—dijo en calma, más suave mientras atendía su herida con un ungüento que ella misma elaboró— Me preocupé mucho por ti, tonto...—habló bajito, bajando el rostro para evitar su mirada.