Estaba preocupada, tanto que siquiera se detuvo a pensar en donde tocaba, quería ver la herida y esa estaba justo ahí, en su abdomen marcado y bien trabajado, pero apenas lo tocó él la asustó con esa reacción, pensando en si lo había lastimado. — ¡¿A-Ah?! ¿Te... Te lastimé? —Preguntó con titubeo, quedándose inmóvil entre las manos del moreno que se ceñían a sus delgados y frágiles brazos, posando su mirada fijamente en él pues no comprendía aún la razón de su reacción, ella sólo quería ayudarlo, mostrando en su rostro un acongojo que iba aumentando conforme él la mantenía así y sus manos permanecían en el aire tan cerca de ese abdomen herido.— Prometo ser más cuidadosa si me dejas ayudarte—no era buena para algunas cosas que no fueran Magia, pero se esmeraría.