*Ciertamente, la alegría que emanaba Vivían era contagiosa, como pasó de ser un asesino a estar comiendo algodones de azúcar coloridos, lo cierto era que incluso en ésa línea temporal aún conservaba su incondicional amor hacia los dulces, ¿Tal vez toda la azúcar se le habia ido al cerebro endulzando sus comportamientos.?

Daba igual, estaba relajado o al menos lo estuvo hasta que se subieron a los carros chocones, Xue era competitivo y cuando le tocó manejar a él chocó a cada carrito que se metía en su camino*