"Este día renaces. Eres alguien nueva. Todos necesitamos celebrar nuestro nacimiento... Nadie es inferior si sirve a este imperio."

J.L. Phyloteus distaba mucho de ser una figura paternal, pero eso no le impidió brindarle a la pequeña Arspica el derecho a un cumpleaños. Debido a que había sido abandonada con apenas días de nacida desconocía por completo la fecha exacta en la que la habían traído al mundo, y por ello jamás fue capaz de celebrarlo. Su primer cumpleaños fue en la base Imperial, acompañado de un diploma por méritos extra en las máquinas de simulación; realmente distó mucho de ser la celebración que cualquiera se imaginaría, pero eso no le molestó. Pese a tener fecha las costumbres se arraigaban y prefería no contar con canciones, pasteles y parafernalias.

Por ello, años después, se vio sorprendida cuando entró al departamento del enemigo y fue recibida con un pastel iluminado con diversas velas.