La habían ido a buscar el día anterior, sin dejarle tiempo a avisar a alguien solo fue raptada; pero regresada a casa en un auto blindado que verifico que la joven ingresara sin más. Viviana por causa de la adrenalina no sentía las heridas en sus piernas, permitiendo que tras entrar subiera las escaleras dejando una pequeñas gotas de sangre por el camino hacia su habitación donde se encerró y se tiro a la cama manchando las cobijas de su sangre que iba pudriéndose por su efecto.
Volvía a llamarla de manera exaltada lleno de desesperación, cada uno de sus movimientos eran casi nulos, era en su totalidad como ver una muñeca de trapo ensangrentado ¿Que era lo que le hicieron? ¿Por qué se ensañaron tanto? Un aguaste de cuentas así le llaman... Levantando con dificultad su brazo para tocarle el rostro con su mano llena de sangre evidenciando que donde deberían estar sus uñas solo había sangre seca por la lucha que enfrento.
── Eres tu de verdad... No estoy en ese lugar.─ Dio un vistazo
todo le estaba dando vueltas y ella no pidió subir a ese carrusel. Cerro los ojos, su aroma estaba en casa pero su cuerpo se niega a creer en la información recibida; tapando rápidamente su rostro entre sus manos, era horrible sus recuerdos venían a ella causando temblores por el pánico.
