Su mirada hablaba por sí misma, de modo que aunque fuera incierto tomo la mano de Kuroha, la de Kuro y con una especie de aura jalaba a Escorpio para buscar un escondite apropiado. ¿Podían culparla? Desde el día que las pesadillas comenzaron lo único que podía ser era repetir una y otra vez las cosas buscando alguna respuesta más allá de las propias pues no podía hacer “nada” y eso era tan frustrante.
Pero en ese momento podía tocarlos y aunque Escorpio le entendía de cierta manera también sabía su falta de recuerdos… No dejaba de caminar hasta llegar a un escondite apropiado.
