Bebió el último trago que le quedaba a su vaso; éste al tener hielo fue mucho más fácil de consumir completo y sin embargo, de alguna manera su lucidez estaba intacta. Relamió el exceso de sus labios y fue cuando notó el gesto de la más alta en su cabello, que la hizo mirarla y morder su labio inferior en una sonrisa ansiosa.

—De hecho, ese es un secreto. Y todavía no estoy tan deshinibida para contarte mis secretos, Akame~

Le mostró juguetona su vaso vacío, pero luego lo dejó en la barra y observó de soslayo el rededor. Terminó por romper cualquier distancia con ella y alcanzó a susurrar en su oído.

—Primera diferencia: me gustaría estar sola contigo y no aquí, donde todos pueden vernos.