-Se podría decir que era una ocasión bastante común. Un nuevo portal se abriera entre mundos y como siempre los demonios se escapaban para en su sed de sangre empezar a masacrar humanos. Lo que no era tan común es que de libre voluntad aquél hombre eligiera deambular en el lado humano de la situación. Tranquilamente y sin mucha preocupación iba librándose de cada estorbo que intentaba atacarle usando simplemente su espada Yamato. Las criaturas eran tan débiles que no necesitaba usar siquiera los poderes que heredara del gran demonio y su padre, Sparda.- Qué? -Si no fuera alguien con experiencia y perspicaz probablemente hubiese despedazado aquella chica ante la sorpresa de su llegada pero él la había sentido hace minutos antes de que llegara allí. La quería ignorar pero ahí estaba, un estorbo en su plan.- Son demonios y lo más cierto es que te maten si no te largas de aquí.
