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User1580848 · M
Internado en la oscuridad, el alba se había perdido entre el horizonte. La noche reinaba, y junto a ella las estrellas. Luces parpadeantes que aún insuficientes para compararse al sol.
Ahí sentado en una de las bancas del parque, el albino quién disfrutaba de su tabaco se tuvo que ver en la obligación de volverse, encontrándose ante así un cuerpo desnudo, la figura tonificada de una mujer. A lo mejor el viento era su tela, y el frío su abrigo.
No explicaba otra razón de su desnudez.
—Los reyes... Bueno, si vas a Inglaterra encontrarás una reina —aunando sus palabras a la última calada, Se podía ver ese cigarrillo morir entre sus blanquecinos dedos—. Pero no me parece que a alguien así le guste los nudistas.
Pese a ser hombre, también era sensato; una mujer desnuda a la noche no era tan normal.
—Antes de algún inconveniente, buenas noches.
Dijo, procediendo a levantarse, y tentado a irse.
Ahí sentado en una de las bancas del parque, el albino quién disfrutaba de su tabaco se tuvo que ver en la obligación de volverse, encontrándose ante así un cuerpo desnudo, la figura tonificada de una mujer. A lo mejor el viento era su tela, y el frío su abrigo.
No explicaba otra razón de su desnudez.
—Los reyes... Bueno, si vas a Inglaterra encontrarás una reina —aunando sus palabras a la última calada, Se podía ver ese cigarrillo morir entre sus blanquecinos dedos—. Pero no me parece que a alguien así le guste los nudistas.
Pese a ser hombre, también era sensato; una mujer desnuda a la noche no era tan normal.
—Antes de algún inconveniente, buenas noches.
Dijo, procediendo a levantarse, y tentado a irse.
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