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abesada · F
Oh...

Sada, quizás en el prejuicio de desconocer lo que no es tangible, había pensado en algo siniestro. Pero ¿un gato? Tal confesión estrujó su corazón y como es sumamente sensible - algunos días más que otros -, hizo sonar ligeramente su nariz al tomar aire. Se le habían aguado los ojos.

Vayamos a buscar a ese gatito... En casa hay espacio para un amiguito más. ¿Qué te parece?
 
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