— ¡Ay! — Tanto fue su sobresalto al sentir esa caricia en su espalda, que inconscientemente sus hermosas alas blancas hicieron su aparición. Avergonzado, trató de esconderlas en ese moomento, hasta que Nilam usó una de estas para aferrarse más a él. Giró su cabeza para reclamarle, pero se sonrojó mucho más al ver las alas de Nilam también en todo su esplendor, siendo un rasgo físico que a Alis le encantaba ver en su amante.
El coro de la catedral continuaba con aquel canto, haciendo que el ángel quisiera volver a deleitar a Nilam con su voz, siguiendo haciendo uso de ella.
Llevó su mano al rostro de Nilam, para que le besara los labios. Junto a esto, movía por instinto y necesidad sus caderas para él, incitándole a que continuara estocándole, si quería seguir escuchándole cantar.
