— ¡Muy bien! — Alis estaba en la disposición de tomar las orquídeas moradas. No obstante, esas flores estaban en la parte más alta de aquella estantería, siendo complicado para él alcanzarlas. Sabía que no podía usar sus poderes delante de los humanos, por lo que tuvo que pensar en algo para distraer a su cliente. — ¡Oh! Puedes esperarme en el área de pago, mientras preparo tus flores. — Le pidió mirándole de frente, llevando sus manos a su espalda y haciendo algunos movimientos con sus manos, a la espera de que el joven dejara de mirarle y así, hacer descender las orquídeas a sus manos con sus poderes de ángel, sin ser visto.