— ... —Con semblante pensativo, tomó un hondo suspiro y sus entrecerrados párpados comenzaron a distinguirse en fatiga, viéndose con un aspecto de sopor, respondiéndole a Hirai principalmente al asentir con su cabeza. La diestra que sostuvo su rostro, ahora deslizaba los dedos en sus facciones, como si intentase sobrellevar un altivo recato y compostura. «...No podré tolerarlo por demasiado tiempo más ¿Por qué debían venir?» fue aquéllo que se preguntó, en aras de ocultar sus pensamientos. No obstante, después de haber escuchado las demás intervenciones, lo que más atrajo su atención fue el nombre de Hayami y el obsequio que la princesa Uzumaki le ofrecía. Respiró con pausa, esbozó una gentil sonrisa y cerró sus párpados, extendiendo la diestra para recibir aquél manojo de flores, y las reposó suavemente sobre sus piernas, aún veladas por la manta que le arrebujaba. — Gracias, Cho. —[...]