A pesar de la desconfianza natural que Urd presentaba ante cualquier persona algo la hacía sentir cómoda ante la figura masculina y misteriosa que parecía resaltar entre el panorama como si de una mancha en un cuadro se tratara. No, no es que él se viera mal, es que simplemente era extraño; la fémina podía sentirlo, el aura del desconocido era fría, aunque no como el invierno. Diferente, oscura. Quizá por eso se presentaba más como ella misma, curiosa y parlanchina, después de todo era la misma aura que la rodeaba también.

— Comprendo. — Mintió, en realidad quería saber más pero se silenció a sí misma, a veces los secretos debían respetarse. — Entonces lo sigo, por favor, vaya primero y cuénteme un poco de aquellas historias. Quiero verme reflejada en ellas.

¿Era prudente salir con un desconocido así? No, probablemente no, pero Urd poseía peculiaridades y había enfrentado monstruos colosales. Sabía defenderse, si algo llegaba a ir mal saldría de esa, aunque dudaba que así fuera.