Ahí vino una imagen de golpe a su mente sin memoria. Trenzas en sus cabellos y un atuendo peculiar, por alguna razón un hombre tocaba sus largas trenzas ¿Le gustaba? Eso parecía.
Odiaba cuando sólo venían fragmentos, ahora tenía más dudas que antes de su pasado. Parecía tener más siglos de los que pensaba.
—Hay amores que permanecen más allá de la muerte, así como hay amores por los que vale la pena morir. Ven a mí, Katharina, y todas tus memorias volverán.— manifestó la macabra voz, que desde las artes místicas del Auspex, permitió al príncipe de Hunedora hacer contacto telepático con ella a través de la distancia.
