- De acuerdo. Maestro... -Susurró lo último con un pequeño deje de sadismo y desapareciendo de aquel lugar con el sigilo de un excelente guerrero. La joven se había retirado hacer su primera captura, siendo un joven de su misma edad, habiéndolo traído de un poblado cercano. El chico era el clásico adolescente malviviente y agresivo, pero estaba llorando como un niño pequeño cuando la joven guerrera lo traía atado, desnudo y con múltiples golpes en el cuerpo.-

- He cumplido, maestro. -Le dijo empujando al muchacho y tirándolo al piso, denotandose que tenía sangre y le faltaban algunas partes de piel o músculo, heridas causadas por los colmillos de la guerrera.-