[code]-A ese punto se dejó llevar por todas esas gustosas sensaciones extrañas que el mayor generaba con cada contacto físico. Su pena ya no estaba presente, si ni siquiera ese dolor que tanto lo atormentaba por lo que se podía apreciar a simple vista ese semblante de éctasis y sumisión, con sus mejillas ligeramente ruborizadas, así como también esa agitación en su respiración acompañada con esos dulces gemidos melódicos que acompañaban cada estocada en su zona baja.
Su mirada pasó a estar sobre el mayor, mientras ahora sus manos descendieron hasta su propio pecho, donde reposaron juntas, convirtiéndolas en puños y haciendo ligeramente presión por cada vez que el placer se intensificaba.- [/code]