- Era urgente el respiro para ambos, el Noah también liberaba gemidos de placer por las sensaciones que gobiernan su ser. Se enderezó y abando el miembro del menor, ahora ambas manos se encargaron de sujetar las piernas del pelirrojo y abrir un poco más. Las mantendría así, sujetas, evitando que la cerrará, e ir en aumento en cuanto al ritmo de sus embestidas. Deleitaba su mirada ámbar con tan gloriosa pose en la que lo tenía, admirando cada parte, desde su rostro hasta su miembro.-