En ese momento se sentía como una especie de arbusto caminante del que brotaban pequeñas hojas de encima sin haberle sido suficiente con una sacudida, tanto así que la ayuda de otra mano fue bien agradecida aunque pudiese despeinar sus doradas hebras.

— Muchas gracias, Soujiro. —
Mencionó conservando la curvatura en sus labios desviando poco después la mirada de él hacia el camino que les esperaba al frente sin un rumbo exacto mas los que sus pasos trazaran a lo largo dentro del bosque.

Meditar, un poco extraño el lugar pero entendible al ser silencioso junto con el contacto completo con lo que llamaban naturaleza. Normalmente en él no encontraría ruido mas que de los animales o criaturas que rondasen en los alrededores, como ella para ser exactos, pero aquello era mejor que los sonidos de la ciudad y el bullicio sin importar la hora o día.