- los nervios seguían presentes en su cuerpo pero cada beso le daba una sensación de placer indescriptible que hacía que solo deseara cada vez más de eso que estaba recibiendo.
Toda su piel se erizó por completo al sentir la lengua ajena en esa zona tan sensible y de la misma manera provocó un suave jadeo que trajo consigo un rubor más intenso que el que ya tenía, no comprendía casi ninguna de esas sensaciones pero si deseaba experimentarlas todas -

Tengo mucho calor...

- murmuró apenas pudo articular palabra, llevando sus manos finalmente bajo las telas de la ropa opuesta, empezando a acariciar la suavidad de su piel, queriendo ver aún más -

Es...normal?