—¡O-Oye! ¡Espera! —Resopló molesta al ver que le daba la espalda. ¿Qué le pasaba a este tipo?

—¡Está bien! ¡Te lo diré! ¡O-Oye! —Y caminó rápidamente detrás de él para alcanzarlo. Aún el polvo no terminaba de bajar, así que podía verlo en medio de la bruma alejarse.

—Estos guerreros malencarados, ¿Acaso son los únicos con razones para tener técnicas poderosas? Malditos... — decía refunfuñando.