— Vaya. Así que mis hombresitos están juntos. Eso si que es una maravilla.

Su voz resonó como eco por todos lados del lugar, más frente a ellos una luz incandescente fue formando la silueta de la fémina de cabellos blancos. La emperatriz había arribado al lugar, más no se veía como de antaño. Su cabello era una estela que mostraba las constelaciones y el universo y en sus manos y piernas se podían ver las estrellas, los planetas, era como si su cuerpo fuera el mismísimo universo. Su mirar reflejaba la profundidad y la transición que había adquirido, el conocimiento estaba en sus manos y disfrutaba de mostraros a sus adversos.

Apenas y se fue acercando, su cuerpo mutó, volviendo a la misma imagen que tenía justo antes de desaparecer.

— Yo responderé tus preguntas. Todos ellos a excepción de Brigit e Indra están muertos. Eran criaturas débiles que ya no merecían seguir con vida. Les despojé de su existencia hace un largo tiempo.

Esbozó una sonrisa de medio labio, estando