— Creí que no tenía un propósito, Sieg, por eso me sumí en ese profundo sueño. Pero supongo que he despertado por una razón, y en la era anterior tuve pocos amigos además de la familia, forjé lazos que quizá ya han acabado, pero este es un nuevo mañana... Mi misión de guardar el portal al Abismo se mantiene pero también, tengo un deber para con la familia.—

Dijo con algo de firmeza para así alzar su mentón, notándose bastante imponente al medir más de dos metros y claro con ese exo esqueleto que usaba como armadura, intimidaba a todo aquel que no conocía sus intenciones. Fue de ese modo que aquel monstruoso varón extendió una mano y la puso sobre su hombro presionándolo y añadiendo con honestidad.

— Haré lo posible para encontrar a aquellos de nuestra sangre que queden. Nuestro destino es así, los débiles caen y los fuertes viven y crecen. Quiero saber quienes de los nuestros son los fuertes restantes. Ahora dime.. ¿A quién debo matar siguiente? —