*Llegando al castillo, ocultó toda presencia suya para así dar una sorpresa a sus familiares, llegando a la sala solo vio a su madre estar sentada, era de esperarse, pues nadie sabía que después de un largo tiempo en solitario en algún lugar solo conocido por él, el joven Vadhir estaría entrenado por su propia cuenta, siempre fue muy individual e independiente en ese aspecto y hoy, era el día de su regreso*

- Supongo que las cosas nunca cambian... siempre andas en paños menores madre, si no fuese por mí que siempre te cubría, hubieras andado como Dios te trajo al mundo y eso seria traumante para mí. -

*Mencionaría un joven que con sus brazos cruzados se recostaría por el marco de una de las entradas al gran salón del Castillo de su madre, un joven mas alto, cambiado y con una voz mucho mas masculina, no era aquel retoño de baja estatura que se fue a entrenar, seguro su madre se llevaría una grata sorpresa.*