El capitán de la flota estaba limpiando la cocina por cuarta o quinta vez en el día, quería dejarla impecable antes de ausentarse con Honolulu por algunos días.
— Bien... Creo que así esta bien — exclamó mirando el piso, reluciente y brillante. — Quizá algo de tomar sería bueno... Un té tal vez.
Shikikan, creo que no lo estas viendo del modo correcto. — tomó asiento a lado del shikikan después de volver a llenar su tarro. —¿Sabes?, ellas son embarcaciones, pero tienen sentimientos como cualquier mujer, son tan o más impredecibles que una, eso es lo que Hono me ha enseñado.
— Dió un par de palmadas en el hombre del shikkikan tratando de mejorar su animo. —
Quiza si ella dijó que tu la veías como un objeto, no es por que le dieras algún trato especial, todo lo contrario, quizá lo unico que quiere es demostrar que es útil para ti, ya sabes como fue su pasado.
