El capitán de la flota estaba limpiando la cocina por cuarta o quinta vez en el día, quería dejarla impecable antes de ausentarse con Honolulu por algunos días.
— Bien... Creo que así esta bien — exclamó mirando el piso, reluciente y brillante. — Quizá algo de tomar sería bueno... Un té tal vez.
- Con una formidable patada el heroico comandante de la flota abrió la puerta del comedor sin entrar aún. Con los ojos cerrados exclamó con fuerza desde la entrada -
Aquellos que no pertenezcan a la cadena de mando ¡Retirense de aquí inmediatamente! ¡No veré a absolutamente nadie y tienen 3 segundos exactos para desaparecer de aquí!
