-Se puso firme, reconoció la peligrosidad de la lanza con solo una mirada asi que alzaria el menton para evitar contactar con la punta, en todo momento su expresion se mantenia serena, no era la primera vez que le apuntaban con un arma.-

Me siento honrado

-Una risa sale de sus labios, hasta que la lanza fue retirada. Cerro sus ojos y asintio con la cabeza, avanzando un poco para pasar a su lado, dejándole su espacio-

Estare esperando entonces, a penas escuche tu llamado atendere al instante. Por lo demas, que descanses, maestra

-Se atrevio a llamarle asi desde el principio, solo dio una ultima mirada antes de que ella cerrara la puerta. Ya con su objetivo logrado, el albino abandonó el sitio, en espera de cual seria su siguiente movimiento-