Oh, ese día no necesitaba demasiadas provocaciones para que se le saltase la cadena y fuese tan impulsiva como siempre. Respiró hondo y soltó el aire. "Controla tus impulsos", las palabras de Quirón que repitió incesablemente durante su entrenamiento, ahora no parecían tener relevancia. Podía sentir como los Dioses se cubrían la boca, asombrados de que después de todo había aprendido tan poco.



Se inclinó unos grados hacia el hombre frente a ella, con una pedantería impropia. No soportaba que intentaran pasarla por arriba. —¿Quién te dijo que no eres tú quién está en mis asuntos? —Vocalizó cada palabra para que quedase MUY claro que no se iría de allí sin resolver su tarea. Podía sentir los ojos de la tercera persona, quien ahora había quedado en un plano secundario algo aliviado que la atención sobre él se había disipado.