—Creo que estaría bien ir a preguntar, así de paso los conozco.

Guardó el oro en su bolsillo y luego encogió de hombros. Aún si aquél orco lo había aceptado, Erick no había tenido la oportunidad de congeniar con el resto del grupo. Parecía más bien que su título como integrante era más que nada una farsa, sería bueno por fin integrarse.

—¿Entonces por dónde empezamos?