—Había otra herrera, entonces —dijo para sí mismo, podía sacar provecho de la situación—, creo que estaría bien darle una ojeada al lugar. Es muy común que los herreros guardemos nuestras más preciadas posesiones, ocultas por algún lado.

Metió ambas manos a los bolsillos, de uno de estos sacó un pequeño pedazo de oro y lo enseñó.

—Yo por ejemplo solía guardar esto o monedas, en caso de un día necesitara comprar mejor equipo para el trabajo.