La espontaneidad con la que Sakura expresaba sus pensamientos siempre dejaban congelado y avergonzado a Syaoran, estaba plantado frente a ella tratando de corresponder a sus palabras con la misma despreocupación pero solo lograba empeorarlo cuando su boca se abría.
—¡No seas tonta!—
Carraspeo un poco y desvió la mirada, no podía creer cuan borde podía ser cuando la persona que tenía frente a él estaba siendo tan sincera, el también quería hacerlo al menos por una vez así que se armo de valor y dio un paso hacia ella volteando y mirándola directamente, sonando esta vez menos brusco porque prácticamente hablaba en susurros.
—Lo que quiero decir... No me tienes que agradecer, trabajaste mucho para conseguirlo, incluso sin mi ayuda estoy seguro de que lo habrías logrado.—