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— Bueno, agradezco que una civil sea tan amorosa pero. . . Ahhhhh ~ las orejas tch. . . Las orejas no

No era como si Mirko no pudiese mandarla a volar, pero ahora que ella besaba y mordía sus orejas ella había comenzado a salivar y se puso toda roja, sus orejas se encargaban de parte de su orientación y eran sumamente sensibles a cualquier sonido fuerte o tacto imprudente como ese, su colita se movería un poco por esos estímulos.

— Ahh n-noogh hagas eso
 
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