— Caray, caray. Cuánto alborot a causado mi presencia.
El arquero se bajó la capucha hasta cubrir la mayor parte de su rostro, y en su semblante apenas se apreció una sonrisa pícara. Sí, algo de diversión le causaba todo ese caos.[/i
— Es un placer conocer a todas estas... [i]— Hizo una pausa, miró por un instante a Tomoe, y luego continuó. —... criaturas. Este humilde arquero para servirles.
