« Back to Album · Next »
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
RoMorg · 26-30, F
Sintió el peso del cuervo abandonar su mano, y esta quedó en el aire aún cuando él la rodeó con sonoros aleteos. No fue hasta que lo sintió sobre su hombro que bajó su mano, y su mirar regresó al horizonte, justo sobre la muralla del castillo que les prevenía ver el mar, pero no así el ocaso.
No pasó por alto la protesta, pero la insinuación del demonio la hizo cambiar su semblante sereno a uno afilado, y en su rostro inmaculado se apreciaba la contemplación y el complot.
—Amynedd, Stolas. Si nos apresuramos a eliminarlo, crearemos un mártir.
Aseveró con calma, y volvió su rostro hacia el cuervo, de nuevo sonriendo, pero no con júbilo, sino artera.
—Después de todo, el Obispo es un hombre, como todos, y la carne es débil... Tendremos que ver de qué forma nos beneficia más su presencia aquí. Sólo asegúrate de averiguar todo sobre su caravana, y el resto déjamelo a mí; yo me haré cargo de los hombres, y de Dios.
No pasó por alto la protesta, pero la insinuación del demonio la hizo cambiar su semblante sereno a uno afilado, y en su rostro inmaculado se apreciaba la contemplación y el complot.
—Amynedd, Stolas. Si nos apresuramos a eliminarlo, crearemos un mártir.
Aseveró con calma, y volvió su rostro hacia el cuervo, de nuevo sonriendo, pero no con júbilo, sino artera.
—Después de todo, el Obispo es un hombre, como todos, y la carne es débil... Tendremos que ver de qué forma nos beneficia más su presencia aquí. Sólo asegúrate de averiguar todo sobre su caravana, y el resto déjamelo a mí; yo me haré cargo de los hombres, y de Dios.
Add a comment...