[code]Sin haberle dado la licencia para volverla a tocar él más grosero que anteriormente la tomaría y estrujaría mirándole regodearse al desfigurar su enorme globo mamario que se percibiría tenso resintiéndole la palma de la mano al llevar rápidamente ella sus manos suaves y tersas para aporrearle del pecho expulsándole lejos en conjunto con su rodilla al asestarle una filosa patada-
¡DÉJAME!...¡Eso es porque no quiero que otros hombres como tú me ensucien!...
La escarnecida beldad sumamente frágil pero arrebatada forsejearía como una salvaje pécora.[/code]