Kayley solía hacer eso, alejarse cuando sentía que había lastimado sin remedio cuando en realidad Rayla solamente había exagerado un poco, quizás en el fondo le gustaba provocar eso, sentir que Kay la quería y se preocupaba por ella. La semi elfa se reincorporo de su lugar y extendió su mano para tomar la de Kayley pero se detuvo a medio camino al escuchar sus palabras. Sabía que sus palabras no tenían esa intención por más que hubiesen sonado de esa manera, no pudo evitar reír. — Entendí lo que quisiste decir. — Alcanzó la mano de Kayley y cubrió sus labios con el dorso de su mano libre. — Me hace feliz que pienses en mi, una yegua ayudará mucho, a mí y a todos. Podremos llevar más cosas y así viajar más preparados. —