─¿Eso es música acaso?─ musitó en voz baja asimilando aquel cántico distante que durante todo el trayecto le acompaña, sin dejar de lado las acciones de aquellos curiosos seres que aún de cerca le siguen intentando no ser notados.
Por fin, había encontrado un sitio perfecto para descansar y meditar un poco sobre algunos asuntos a los que le dará prioridad más adelante.
Cerró ambos ojos y optó por buscar paz en su mente, pero no habría pasado mucho tiempo cuando una voz desconocida llegó a él para traelo nuevamente de vuelta, interrumpiendo la acción con una agradable risilla.
La sorpresa de Aitor no se dejó esperar, y sus ojos le mostraron a aquella doncella ese detalle. Aceptó cordial el saludo, ni siquiera de sintió molesto por la interrupción, pues aquella persona desprendía un aura poderoso, oculto bajo el misterio de su incógnita.
La conversación se hizo amena, aquellas palabras de alguna forma reconfortaban al joven o tal vez solo era la propia presencia de aquella mística