—De mundos. —corrigió el alomántico para desabrochar su capa de nacido de la bruma.

Debajo de la túnica se podía ver un conjunto de ropas apretadas, algunas partes hechas de cuero, como fajas en los brazos y un cinturón que recorría su torso en dónde algunos frascos con trozos de metal yacían en espera de ser usados.
A un costado, su hacha, y al otro un juego de dagas.

—Mi hacha es de obsidiana, y las dagas de cristal. Cómo ves evito usar cosas con metal. Si algún día nos toca pelear entre nosotros, no digas que no te lo advertí.