—Aún sentado frente a ella sacó una extraña pipa alargada y un encendedor, encendió el contenido de esta con la flama y observó detenidamente a la chica mientras hablaba, escuchando como el ego de la chica era el que habla, cuando terminó de hablar el guardián habló, botando una gran bocanada de humo—
—Se dice que el espadachín que empuña su ego, siempre termina cortandose a sí mismo.
—Musito el guardián volviendo a colocar la pipa sobre su boca, haciendo que su sed de sangre se manifestará en tan sólo un instante —
