Era enorme, era aterrador, y aún así ahí estaba frente a frente, uno el último guardian de su bosque, el otro, una aberración que había tomado el papel de deidad de los bosques con la muerte de su mujer y sus hijos, aún no sabía bien como hacer las cosas, pero era un alma que sentía DEBÍA ayudar.
— El bosque responde tarde a tus plegarias y tu llamado.... pero ha respondido... mucho gusto...