... - En primeras instancias, Floyd no llegó a responder de inmediato a la pregunta del joven pelirrojo, ya que se dispuso a cruzar al otro lado de su ventana, hasta entrar a la habitación. Al estar de pie, bajó su mirada para ver al menor, sin saber qué decirle en ese momento. Sus miradas se cruzaron y se podía notar claramente la diferencia en estaturas entre ambos. -

- Guiado por el instinto, Floyd se acercó mucho más al cuerpo de Riddle, llevando una de sus enormes palmas sobre la mejilla del pelirrojo, acariciándola con cariño y suavidad. Ladeó su cabeza, sonriéndole de medio labio y mostrando un poco sus afilados dientes. - ¿Me besarías otra vez, Pececito Dorado? - Le pidió, inclinando un poco su cabeza, a la espera de que Riddle accediera a su petición, mirando con amor su rostro y los finos labios del contrario, ansioso por volver a probarlos.