Tras la última expedición con Jarrus, Romine volvió una vez más a la ciudadela, mientras que Jarrus nuevamente salía a su próxima misión. Por supuesto que Romine no parecía del todo contenta con ello, pero tampoco es que pudiese hacer mucho al respecto, pues sabía que en el corazón de Jarrus, su gente siempre se anteponía antes que cualquier otra cosa.
Al oír aquella pregunta, bajo la mirada por un instante, haciendo que incluso entrecerrara un poco sus ojos. — Bueno... Uno es amante de la historia, y su pasión claramente es la investigación. Por otra parte... Mi otro hermano es un tanto... Digamos que disfruta erradicar a aquellos que van en contra de los principios del rey de Unther. — Al decir esto, raspo un poco la garganta, y retomo su postura en guardia para evitar algún tipo de ataque sorpresa por parte del enemigo.
Al ser consiente de la amenaza que se aproximaba a ellos, Romine inmediatamente se agachó y coloco las palmas de sus manos sobre el suelo, generando así un pequeño temblor a los alrededores, y así desorientar al enemigo. La tierra comenzaba a tambalearse, y las aves a escapar del área. La magia manifestada en la naturaleza nunca era sencilla, pero la princesa había entrenado lo suficiente como para llevarla a cabo. (...)
