Tras la última expedición con Jarrus, Romine volvió una vez más a la ciudadela, mientras que Jarrus nuevamente salía a su próxima misión. Por supuesto que Romine no parecía del todo contenta con ello, pero tampoco es que pudiese hacer mucho al respecto, pues sabía que en el corazón de Jarrus, su gente siempre se anteponía antes que cualquier otra cosa.
Fue en ese instante que los ojos de Romine pudieron notar como algo con ojos bulbosos y de cabeza ancha y orejas largas se escondió entre los arbustos. En aquel momento, lo mismo que ella vio Bjorn logró escucharlo, y se volteó con fuerza para lanzar una de sus hachas de mano hacia dicha dirección solo clavándola en un árbol. Frunciendo su entrecejo de repente se vieron a sí mismos rodeados por varios ojos brillantes en la obscuridad.
— Maldición creo que estamos rodeados, Romine. ¿Tienes algún truco bajo la manga? — Quería ver si tenía algún hechizo ofensivo o distracción que pudiese usar para que el gigantesco hombre pudiese moverse hacia adelante con ella para salir de la posición desfavorable en la que estaban. Pero era claro que no les darían mucho tiempo, pues una lanza era enviada volando de entre los árboles hacia el gigantesco Bjorn quien partiría la misma al desefundar su enorme hacha de dos manos causando que las astillas volasen por doquier.
