Tras la última expedición con Jarrus, Romine volvió una vez más a la ciudadela, mientras que Jarrus nuevamente salía a su próxima misión. Por supuesto que Romine no parecía del todo contenta con ello, pero tampoco es que pudiese hacer mucho al respecto, pues sabía que en el corazón de Jarrus, su gente siempre se anteponía antes que cualquier otra cosa.
Caminando a la par el goliath, Romine permaneció atenta a todas direcciones. No solo visualmente hablando, pues todo ese tiempo dentro de la biblioteca de la ciudadela, le había ayudado a mejorar su percepción magica; llegando a tener un alcance mucho mayor al resto del equipo, algo que sin dudas, esperaba se compensará con su poca fuerza física.
Tomando pasos silenciosos y pequeños, Romine accedió a la protección de Bjorn, la cual incluso le pareció un tanto enternecedora, pues le trajo viejos recuerdos a cuando sus hermanos la protegían cuando ella era tan solo una niña. — Ahora que lo pienso, tienes un poco de parecido a mis hermanos. Por supuesto que no de forma corporal. Son mucho más bajitos... Pero tienen el mismo pelo rojizo y rebelde, siempre me pareció fascinante ese tipo de tono. — Susurro para no afectar la misión; sin embargo, de algún modo trataba de apaciguar la relación entre ella y Bjorn. (...)
