Tras la última expedición con Jarrus, Romine volvió una vez más a la ciudadela, mientras que Jarrus nuevamente salía a su próxima misión. Por supuesto que Romine no parecía del todo contenta con ello, pero tampoco es que pudiese hacer mucho al respecto, pues sabía que en el corazón de Jarrus, su gente siempre se anteponía antes que cualquier otra cosa.
No era la intención de Bjorn hacer sentir a Romine mal, pero no estaba acostumbrado a que le estuviesen regañando, sobre todo cuando pensaba estar en confianza, cosa que haría que el pelirrojo risueño fuese menos suelto y más serio al menos por el momento. En ese instante al notar como ella creaba aquellos escudos fuertes, arcanos y discretos, asentía con suavidad y una pequeña sonrisa, para comenzar a avanzar con firmeza. Los dos jóvenes scouts se movían entre la maleza para buscar información, mientras que Alavain les seguía, al tiempo que ambos la Princesa y el Guerrero se movían en la ruta principal.
Esta ruta era algo neblinosa, lo cuál de seguro permitía a los atacantes emboscar a los mensajeros o mercaderes. Y aquello estaba sucediendo a medida que avanzaban y la tarde se acercaba. Hacía algo más de frío, y la maleza de los alrededores facilitaba la humedad para que la niebla se volviese más espesa.
