Las runas eran hermosas, casi perfectas, pero era claro que habían sido talladas por algo, o alguien. Sindar demasiada importancia a ello, la joven princesa, saco una libreta de un bolsillo que traía consigo, y con ayuda de una pluma de cisne entintada, comenzó a dibujar las runas en una de las hojas de su libreta, tratando de ser lo más detallista posible, para que fuesen casi exactas.

— Esto es increíble. Nunca antes había visto runas tan antiguas como estas, más que en libros, ¿acaso estarán aquí mucho antes de la humanidad misma? Eso sí que sería emocionante. — Murmuro para sí misma, sin parar de dibujar, esbozando una gran sonrisa, pareciendo una pequeña que disfrutaba dibujar algo que veía por primera vez en su vida. (…)