Esa sonrisa, esa mirada, su cabello y su cuerpo... Toda en el era una la combinación perfecta para hacerle perder de inmediato la cabeza, acercándose a este por inercia, como un insecto hipnotizado por una hermosa pero muy peligrosa planta carnívora -Me alegra escuchar eso... -

Toco su mentón levemente con su mano derecha, perfilando con sus dedos su delicado perfil -Esa sonrisa... esa sonrisa solo la quiero para mi...- Lo miro denso y serio -¿Entonces solo los muertos y yo somos testigos de ella?... -

No podía evitar devorarle con la mirada, afilando a un más sus rojos orbes sin hacer notar en su rostro toda la lascivia que de apoco se apoderaban de el -¿Pero que dices?... Tu eres sumamente tierno Etienne...- Acercándose despacio hacia su oreja, solo para susurrarle por lo bajo -Eso es lo que más adoro en ti... que seas dulce para mi...-